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UN AMULETO A FLOR DE PIEL

Símbolo de la creatividad y la transformación, la malaquita ha sido usada durante miles de años como pigmento decorativo y talismán protector. Su naturaleza lítica esconde en abundancia un elemento alquímico esencial para la piel, el cobre, que actúa como escudo natural frente a las amenazas externas.

EL VIAJE AL XILBABÁ

A modo de sombra de ojos, cabujón, o huevo de Fabergé, desde Nefertiti hasta Alejandra, la última zarina de los Romanov, la malaquita ha jugado desde la antigüedad un rol muy especial, como elemento ornamental y amuleto protector.

La cultura maya elevó esta piedra semipreciosa de color verde a la categoría de sagrada al formar parte del ajuar funerario de Tz´akbu Ajawla, la “Reina Roja” de Palenque, que realizaría su último viaje al inframundo inmortalizando y protegiendo su rostro con una máscara de malaquita.

La vinculación mágica de la malaquita con la sobreprotección entre las culturas sumeria, egipcia, babilónica, india, asiria, china o mesoamericana no es baladí. Su composición metálica (Cu₂CO₃(OH)₂) nos desvela al fin el misterio, al desenmascarar su principal elemento químico: el cobre. Las formas tópicas o sistémicas de cobre y compuestos de cobre, como la malaquita, utilizadas a lo largo de la historia con fines cosméticos y medicinales, especialmente sobre la piel, justificarían su uso extendido desde la antigüedad.

AES CYPRIUM

El cobre de la malaquita es un elemento “traza” esencial para la piel al estimular la proliferación de fibroblastos dérmicos, aumentar la producción de fibras (colágeno y elastina), y modular la síntesis de melanina y queratina.

Tan solo 15 miligramos de este indispensable metal están presentes en nuestra piel, jugando un papel fisiológico fundamental como primera línea de defensa frente a los radicales libres. Estas moléculas, altamente inestables y reactivas, surgen de la interacción con el medioambiente, especialmente por exposición a los rayos UVB y la contaminación, y son la principal causa del envejecimiento cutáneo. Los efectos del cobre sobre los sistemas de protección celular de la piel han sido ampliamente estudiados, quedando demostrado su protagonismo en los mecanismos antioxidantes de nuestras células dérmicas.  El cobre inhibe en más de un 95% la formación del deletéreo radical superóxido.

La incorporación de malaquita a nuestro ritual cosmético aporta esas reservas de cobre que se pierden con la edad, indispensables para proteger nuestra piel del estrés oxidativo.

TÓNICO HIDRATANTE

La toxicidad cruzada de factores ambientales como la polución, la radiación solar o la aparentemente “inofensiva” agua de red, determina a largo plazo la salud de nuestra piel. El agua de red, con la que realizamos nuestra higiene diaria, por ejemplo, contiene sustancias químicas como el bromodiclorometano, cloroformo, tricloeteno y bromoformo, perjudiciales para la piel. Su PH alcalino (hasta 9.5) resulta también letal para la microbiota cutánea, al alterar su delicado equilibrio eubiótico.

La necesidad de preservar la calidad de una piel expuesta a diario a tantas amenazas latentes, requiere de soluciones eficaces que empiezan por un gesto cosmético trivial, aunque no por ello menor: la tonificación.

Aplicado en forma de solución aromática, fresca y tonificante, el TÓNICO HIDRATANTE de la línea básica facial ESSENCE es el complemento imprescindible para finalizar tu ritual de desmaquillado e higiene diaria, al contribuir con su triple “escudo” de Malaquita mineral, MMF vegetal (Factor de hidratación marino) y Oxylastyl probiótico a reparar y proteger tu piel de las agresiones medioambientales.